Paulo Olivier Hanshing
COMENTARIO
Esta imagen es fruto de una visita al desierto de Atacama en busca de un campo de dunas que no había visitado previamente. Con referencias de un amigo y algo de mapeo por Google Earth, se programó una visita de tres días al lugar.
El recorrido tomó unas 5 horas de viaje en vehículo, más una hora de caminata cargando el peso de una mochila con todo el equipo de campamento (carpa, saco de dormir, comida, cocinilla, ropa de recambio…), además de equipo fotográfico y agua. Esto último, vital ya que en estos sitios no existe ninguna fuente para beber.
Se establece el campamento en un mirador con vista a la parte más atractiva del sector de dunas, esto permitirá trabajar atardecer y amanecer sin necesidad de desplazarse demasiado.
LA TÉCNICA
Desde el mirador en donde estaba acampando pude trabajar con mucha comodidad con el trípode y el lente 150-600 haciendo extracciones del paisaje, aislando detalles que me parecían interesantes según el momento de luz del día.
En este caso, el sol se ocultó hace poco en el horizonte y la luz ya no incide de manera directa, lo que produce una luz bastante suave con matices tonales que respetan la forma sin llegar a ser esas luces dramática altamente contrastadas.
Al trabajar con un lente tan largo, decido cerrar el diafragma bastante para tener una buena profundidad de campo. Luego, el tiempo de exposición y el ISO se ajustarán sólo en función de conseguir la exposición adecuada para la situación, considerando que la intensidad de la luz gradualmente va bajando.
Valor de exposición: Ajuste manual de la exposición. 1 segundo – f/19 – ISO 200. Imagen tomada en ajuste de 320 mm.
Equipo: Cámara Nikon D810. Sigma 150-600, f/5,6-6,3. Trípode y cable disparador.
LA COMPOSICIÓN
Me gustó particularmente esta zona e intenté aislarla con el objetivo. Cuidé evitar la presencia de algún matorral, o cualquier otro elemento que pudiese resultar un ancla a la realidad pues buscaba una imagen más subjetiva. Una imagen realista, pero con carga abstracta.
Un primer problema que tuve que resolver, tras hacer la primera variante, es que la sentía la imagen muy inestable y dinámica pues las líneas que se aprecian son en realidad la ladera del sector de dunas. Fue entonces cuando tomé la decisión clave de girar la cámara en unos 45 grados hasta conseguir que la diagonales se convirtieran en líneas horizontales, rectas, que iban más alineadas con la luz suave, el tono pastel y la sensación de calma que quería transmitir.
Al ser una imagen sin la estructura tradicional, carente de un eje horizontal o vertical, no era necesario respetar la nivelación del horizonte en función de buscar adecuar el mensaje al efecto deseado. Esta inclinación de la cámara, por cierto, es difícil que el espectador la pueda notar sin que el autor lo informe, producto justamente de la ausencia de estructura formal que entregue referencias visuales.