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Paulo Olivier Hanshing

 

 

COMENTARIO

Esta imagen nace de una escapada por la tarde a subir el cerro Cutún (Valle del Elqui, Chile). Es un trekking ligero que requiere de superar unos 800 metros de desnivel para llegar hasta su cumbre con una atractiva vista panorámica de todo el sector.

La idea era esperar en su cumbre el atardecer y la salida de luna, que ocurriría una hora antes de la puesta de sol. Esta última idea posteriormente fue desechada pues la luna se encontraba muy alta cuando empezó a incidir la luz deseada entre las montañas vecinas, pero abrió la posibilidad de explorar otras alternativas.

A mitad de camino del ascenso, se observaba que la niebla costera empezaba a meterse hacia el interior, y las expectativas de tener vistas con luz de tarde sobre la neblina empezaban a despertarse conforme avanzaba la hora.

 

 

LA TÉCNICA

Teniendo la claridad de las posibilidades que ofrecía la cumbre, fue fundamental haber decidido cargar el lente 150-600 y el trípode en la mochila. La compresión de los planos que ofrece el objetivo, ayudó a generar a “acortar las distancias” entre estas montañas lejanas,

El trípode proporcionó la estabilidad necesaria para evitar la vibración pese a estar trabajando en 600 mm y disparar la cámara a una velocidad relativamente baja que permitió conservar el valor ISO bajo.

Se enfrió levemente el balance de blancos para que los cerros y la niebla tomaran una tonalidad azulada.

Valor de exposición: Ajuste manual de la exposición. 1/15 segundos – f/10 – ISO 200 – WB 5200 K. Imagen tomada en ajuste de 600 mm.

Equipo: Cámara Nikon D5. Sigma 150-600, f/5,6-6,3. Trípode y cable disparador.

 

 

LA COMPOSICIÓN

La imagen fue tomada cuando el sol ya se había ocultado en el horizonte, eso permitió tener una luz suave que equilibrara la exposición tanto el cielo como las montañas y la niebla. La presencia de neblina ayuda a separar tonalmente las montañas generando dimensión. Sin ella, hubiese quedado una imagen más plana en la que los cerros se hubiesen mezclado dando la sensación de un solo macizo.

Se opta por dejar un cielo que abarca casi el 50% de la imagen, considerando que la presencia de ese color pastel, y el espacio, acompañan adecuadamente la idea de un paisaje etéreo, amplio.

La montaña del fondo a la izquierda que sobresale fue muy importante para decidir el encuadre, . Ayuda a romper la monotonía de las formas y establece un eje vertical para dar un punto de referencia en dónde fijar la vista al momento de recorrerla.