José Benito Ruiz
COMENTARIO
En una pausa para hacer una foto de grupo en la región de la Guajira colombiana tras un día de viaje en coche nos detenemos en una zona de curiosas formaciones rocosas. Desde el vehículo antes de descender una forma me llama la atención, hay un ser que nos observa oculto en las rocas.
Se trata de una pareidolia, la cara de una bruja que nadie del grupo advierte. El entrenamiento en la percepción de ambos espacios, el positivo y el negativo, nos permite descubrir con mayor facilidad este recurso de la narrativa visual.
LA TÉCNICA
Muy sencilla, no tuve más que alzar el equipo que llevaba ya preparado y encuadrar. Realizada a mano con un objetivo zoom de 70-200 mm en 200 mm. Como el fondo no tiene detalle podemos ajustar diafragmas intermedios que nos permiten maximizar la calidad de la óptica.
A lo que hay que prestar mayor atención es a elegir una velocidad de obturación elevada que prevenga una trepidación de la imagen que resulte en falta de nitidez.
Valor de exposición: Ajuste manual de la exposición ISO 800 – f/5 – 1/3.200 seg.
Temperatura de color: Para la versión en color hice un ajuste manual a 5.800 kelvin para obtener una leve dominante cálida.
Equipo: Cámara Canon Eos 1 Dx. 70-200 mm f/2,8. Sin trípode, a mano.
LA COMPOSICIÓN
Para que el espectador perciba mejor la cara oculta se inclina el encuadre, se desnivela hacia la zona izquierda para poder nivelar el rostro. El posicionamiento del observador es fundamental para percibir bien la forma y el ojo, elegí cuidadosamente el lugar de la toma.
Finalmente pensé en la versión en blanco y negro para eliminar la distracción del color y dotar a la imagen de valores tonales más evidentes que reforzaran el misterio del descubrimiento. Mi patrón de percepción del espacio se basa en que mi positivo es el negro, pero durante años me he esforzado en percibir formas en mi espacio negativo, el blanco.